Anteriormente
estuvimos arropados
en un circuito
de mudos nudos.
Recuérdalo, antes del color,
antes del primer sonido
que entró como daga
por el oído.
Anteriormente
éramos desconocidos espacios,
abiertos y durmiendo
tan llenos de vacíos.
Recuérdalo, antes de que la piel
rozara con la historia, antes
de que la noche se congeló
en alegoría infinita, antes.
Anteriormente
había desnudez,
un mundo entregado y agotado
en cada instante, luz pura lividez.
Recuérdalo, antes de estructura,
la marea
mareándonos con intraducible
movimiento, ausencia corpórea.
Anteriormente
abordábamos eterno
esa esfera sin fronteras,
el interno invadía el externo.
Recuérdalo, antes de la soledad,
cuando no había fondo, ni jamás,
ni objeto, ni muerte –
todo siendo lo mismo con todo lo demás.
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