qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.
qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.
Hoy aluciné ser caracol tibio alrededor calcio quién átomo anda algo iba haciendo lenta la luz hasta que la sangre siendo azul daba contra la carne como un cielo alguno colmado de humo mañanero, empecé a podrir y a ver las palabras moverse como lombrices en rincón ilógico de ansia espantado la hoja amarilla del ojo se cayó caía cayendo al murió del ritmo en este otoño aluciné después del fuego hondo ante un pañuelo de pus en este otoño partí la sed y casí como sombra.
Éramos y errábamos con delicias
las noches las montábamos
como dragones e indagamos
la ley del caos en los rincones
del estado; entrabamos al bar Estigia
los cigarros en vez de humo
soltaban pensamientos diáfanos
y pedíamos los Lázaros
tragos de ron amargo
en esas cuevas de nuestra sed,
alargábamos horas en tinta de poemas
y el imperio bruto del llanto y risa
quedaba en llamas libres verticales
entrañas quemadas al horizonte
nuevo del alba,
salíamos hediondos a ideas y sudor
con la posibilidad como un ballet
entre las manos;
éramos y errábamos con alegría
seguíamos el celeste
cada nube maduraba en un placer
el vino tenía alas de incendio,
en la calle
viendo los buses
terminábamos con la vida
arrugada como nuestros cuadernos sucios
e inspirados
y tirábamos todos esos papeles
a la finalidad del viento.
Cuando lindo y ebrio
me paro sobre la vida
miro entera la situación
y un montón de tiza
la emoción
y un montón de risa
la inteligencia
no entiende que bruma
y luna es misterio
hundido en fuente
en ratos de noche
cuando aguas en la ducha
aguas negras llenas de estrellas
me lavan el alma
ebria y linda
que tampoco
sus curvas entiendo
ni el invisible
silencio de roca
de la vida entera.
esto solo ya
es amplia aurora
lo más azul es casi oscuro
tiembla la nube como
un pensamiento lleno de lágrimas
ya vengo a nacer arropado
con la desnudez de la luz
ando cayendo a mente
y acaricio la época
como cabello derramándose
en apariencia,
me limpio de signo
pero sucio de incendio
afuera adoré sin saber por qué
la luz ahogándose
en el olvido.
El domingo antepasado se llevaron a cabo unos hechos que han elevado la palabra Arte a representar, sino coincidir, con lo que anteriormente llamábamos Universo. Ese fue el día que todos nos dimos cuenta que se trataba de la obra de teatro más ambiciosa jamás efectuada en la historia del planeta. Era sin duda una obra maestra pero muchos, bien la mayoría, se sienten decepcionados. La obra se detuvo justo en el momento que se reveló que se llevaba a cabo. La obra se llamaba “La Vida es Máquina” y el elenco era la humanidad misma. El descubrimiento de la obra estaba ya prescrita o profetizada en la misma obra. Ahora muchos cuestionan si de verdad se detuvo la obra de teatro en el momento que despertó la humanidad de su interpretación o rol de autómata. En el momento que fue revelado que la civilización consistía en una vasta ficción millones de humanos soltaron lágrimas de libertad y alivio, pero pronto las lágrimas se tornaron agrias y descendió sobre la tierra un vacío inexplicable e inequívoco. Si en el pasado era aquél con rol de filósofo que se dedicaba a tejer una nubosidad verbal de premisas y conclusiones injustificables, ahora a diario millones de hombres, mujeres y niños dudan de la disolución de la obra y proponen la escandalosa teoría que la obra no ha terminado, que simplemente ha cambiado de plano (o como ellos dicen, de “escenario” ontológico) y que continuamos todos en nuestra nueva iluminación siendo ciegos esclavos de esquemas e intrigas elaboradas aleatoriamente por un Artista que vive fuera del tiempo y del espacio donde se lleva a cabo nuestra tragicomedia.
Yo por mi parte me limito a representar lo hechos y me abstengo de declarar mi opinión sobre lo acontecido en estos revolucionarios días. Simplemente agradezco que el cielo sigue siendo azul.
El mundo se ha hecho invisible
y lo veía venir.
Por eso he dejado esta nota
flotando en el aire.
Y no se asusten,
que fue mi intención
quedar en péndulo
cuando me ahorqué
con una soga
atada desde la esfera
de una antigua estrella.
Anteriormente
estuvimos arropados
en un circuito
de mudos nudos.
Recuérdalo, antes del color,
antes del primer sonido
que entró como daga
por el oído.
Anteriormente
éramos desconocidos espacios,
abiertos y durmiendo
tan llenos de vacíos.
Recuérdalo, antes de que la piel
rozara con la historia, antes
de que la noche se congeló
en alegoría infinita, antes.
Anteriormente
había desnudez,
un mundo entregado y agotado
en cada instante, luz pura lividez.
Recuérdalo, antes de estructura,
la marea
mareándonos con intraducible
movimiento, ausencia corpórea.
Anteriormente
abordábamos eterno
esa esfera sin fronteras,
el interno invadía el externo.
Recuérdalo, antes de la soledad,
cuando no había fondo, ni jamás,
ni objeto, ni muerte –
todo siendo lo mismo con todo lo demás.
dedicado a mi hermano Gustavo
Ya sabemos que somos tristes,
que somos locas lunas menguantes.
Ya sabemos de nuestra mortalidad,
que somos rayos de luz apagándose.
Ya sabemos que no hay salvación,
que somos enanos aplastados por el cielo.
Ya lo sabemos, es hora de andar.
Es hora de andar con nuestra tristeza
como con otro par de manos.
Es hora de ir desenrollando nuestra brevedad.
Aprender del humo que no medita su fugacidad,
sino que la expresa.
Es hora de andar como rebotes
en un laberinto donde todo es piel y viento.
Andemos, ya sabemos lo que va a pasar.
Es hora de arrancar las preguntas de las piedras
y tirarlas al río celeste. Es hora,
de estallar con canciones ante la cóncava noche.
Adelante, como dos hermanos que
juntos ríen en la oscuridad
antes de dormir.
ai se me derrite la tristeza
en mi boca
y tengo una luz tan amarga
que solo ni los ojos
la pueden tragar,
sanar y olvidar.
Ai quiero devolver este montón de mundo
regresarlo con este puñado de palabras
que nunca encuentran la verdad
regresar el mundo como un libro
que nunca podré terminar
como un vientre
que nunca podré fecundar
ai se me deshace la última hora
en mi boca
la última candela se va derritiendo
y su fuego jala la sombra
veo cosas negras unir sus fronteras
ai esta melancolía significa cuerpo
solitaria y labios rojos
para amarla y darle una
ropa de lágrimas
ai se me puebla la tristeza
en mi boca
como dando fruta inmensa
con semilla que tira raíz tan gélida
que llegaría al corazón
ai me pregunto qué será la muerte
para tranquilizar y esparcir
la sangre en una ruta
roja del viento
ai se me deshace la lengua
en mi boca olvidada
y abro dientes tantos
latidos que nunca pensaron
que el pensamiento nunca los
entendería .
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