
Horas y montañas radicaban adentro
lejos de la rutinaria información
era un sueño clavado en cristal de noche
semejante al dolor de una vela apagada
era una oscuridad que brillaba con ideas
flotante microorganismos propagándose en aire
repercutía lo que todos sabían
pero nadie admitiría
la basura negra del hombre
ya no merece el mundo
seres destruidos y apagados
en una gran ola de caos
vivirán nuevamente en paz los hijos del mar
y los cantos de la selva
con el progreso de la objetividad
descubrimos la total relatividad del subjetivismo
cada cabeza obedece su indomable deseo
crece la amenaza de un terremoto que nos consuma
cuando el sol se apague para los avaros
en ese fulminante instante antes de la despedida final –
un diminuto camarón pisa el fondo del océano
afuera crece lentamente cada hoja de monte.
ARS POETICA
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