Nada me obliga a detenerme
aquí en este minuto
desistir la infancia del futuro
nada me obliga
torcer en nudo el pasado;
dejar nublado el presente
que acaricio como una pasiva
espalda de nube.
Pero me detengo a limpiarle
la baba que suelta la luz, y a hacerle
más campo al vacío.
La consolación está
en confundir la razón
con una conglomeración
de apariencias que cicatricen
tan rápido como posible
en símbolos
pero no en memoria.
¿Por qué la mecánica
de saltar allá y quedar
atrapado como otra aurora
entre racimo de noches?
Les digo por qué. Porque
nada me detiene
cuando estiro el mundo
como un llanto de cuero
y soplo polvo de estrellas
sobre sus ruinas dormidas.
brutal!