qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.
qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.
¿Dónde palpo el fútil
impulso existido
hacia dónde atraviesa
ese aleatorio eco
en campo recordado
dónde amontono cada
parte de sombra
que se arrugó sobre
piel hacia dónde
desaté la luz como bala
que salió del túnel o instinto
dónde estrujo elenguaje
como una cueva inagotable
de ahogos dónde hay ascetas
encadenados a un silencio
quejándose solamente
con un por qué?
Cruzo la calle
sintiendo
el planeta
deslizarse
como una gota
de sudor por mi espalda.
Todo es tan pequeño,
esta cápsula
de percepción.
Noto que las hojas hoy
son amarillas
y deseo aguantar
otro año más de olvido.
Hay tanto gris
entrelazado
con la luz,
hay venas
transportando las sombras
hasta un corazón
envuelto
por pétalo de luz.
He sido domesticado
y observo sin conmoción
otro siglo retraerse.
Abro la puerta y lucho por tragar aire,
como si importara.
Me acuesto en la cama
y dejo el pensamiento entreabierto.
Hasta aquí cargo el adulto.
Me acobijo y la vida se acerca
como suave seno
relleno de leche.
Quedo ebrio con el silencio
y las sábanas dejan caer
el tiempo
como alas
perdiendo plumas
en su vuelo.
He creído
los mares
son manchas en el papel
pálido de corazón y fluente
en el horizonte vacío
de verdad, una textura
de nube sin palabras
inscritas a lo que se ve ;
para sentir que morir
sucede de rutina
en estas estelas
que abrevian las memorias –
manos al ataúd
el momento enterrado
y son estas frases o fragmentos
que flotan a resplandecer
como pétalos amargos
en dulce danza de defunción.
Pongo una oreja
contra la desdibujada foto
de la memoria –
unos cuantos pasos imprecisos
en el cuarto de mi madre; el sol blanco
de 1987.
Ya me acuerdo, soy un espectro
preservado en mármol. Sin pies.
Apoyo mi cabeza de cal contra la noche.
No son estrellas. Son boronas de
pan blanco que tiré a la tierra
para que comieran los zopilotes.
Soy una cueva de lágrimas,
donde se bañan los murciélagos.
Veo la foto y sus eventos son
como reflejos del lago donde nunca nadé.
Soy un niño tallado en blanco y negro.
Sin dientes. 1987.
felicidad
el objeto negro
erecto sobrio
en el otro lado
de donde sea
que camine
la luz
del semáforo
deja su solitaria luz
caer como una semilla
que nunca nace
el asfalto
es ahora
una huella más
del silencio
me detengo
para ver el
hielo de mi sombra
derretirse en charcos
la mancha
de la noche
cruza la calle
con una boca seca
la felicidad
al otro lado
como objeto
erecto y negro
casi levitando
como si no perteneciera
a esta tierra.
dispárame ya
porque yo no existo
ni tú ni esa bala
que cruzará mi cerebro –
dispara ya
porque tus ideas no existen
peleas por algo vano
tu ideal morirá cuando mueras
todos mueren, entiendes
todos mueren y no hay nada que
tenga un valor inmortal
nadie te recordará ni te felicitará
no habrá un mundo perfecto
morirás, hoy, mañana o en 90 años
con tu política, economía, y tus pistolas en mano –
yo ya descanso con tu bala
en mi cerebro
pidiéndole absolutamente
nada al mundo;
lo dejo así como está
lleno de hombres como tú
con políticas, economías y guerras;
dispara ya
que yo no vine aquí a cambiar nada
dispara ya
para que pueda regresar al hondo
donde yacen
las rocas mudas.
Dónde me llevan
todos estos versos
dónde me dejarán plantado
en qué sombra
de cuál solipsismo
se derraman palabras
como gotas de sangre vital
por dónde
cae
la inmaterial sustancia
de un sueño
por dónde cursan
los ríos
de una aventura
imaginada,
en qué tinta
quedan plasmados
los irreversibles hechos
de una invisible
vida.
Que viviré solo
soy el poema que sobrevive
la muerte de todos los que una vez
leyeron estas líneas
que soy libre,
como el que nunca nace y nunca
muere
ya que puedo recordar la historia entera
tal como el recorrido de una nube etérea
como puedo alcanzar la noche
en el glóbulo de cada día
como conozco el incienso eterno
de la intangible oscuridad
mi labor como poema es…
afinar la marcha errática del hombre
mi sueño es… volver todos los ojos a su interior
desaparecer con todos
en un baile invisible
mi fin es…
hacer presente lo sublime
en cada consumo de percepción
y aun así muero a diario… cuando
ilusorio tiempo deshaga cada ojo
que palpó una palabra aquí y otra allá
cuando la necesidad de regresar
al sereno abismo
se haga dueña de todos.
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