
qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.

qué duro labio habla la vida
qué fuerte impulso pega la vida
qué fuego cansado quema la vida
miro afuera
de mi rincón
olvido el eterno colocho de noche
y un poco de estrellas
tibias
en el margen de mi ojo.

Hoy aluciné
ser caracol tibio alrededor
calcio quién átomo anda
algo iba
haciendo lenta la luz
hasta que la sangre
siendo azul
daba contra la carne
como un cielo alguno colmado
de humo mañanero,
empecé a podrir
y a ver las palabras
moverse como lombrices
en rincón ilógico de ansia
espantado la hoja amarilla
del ojo se cayó caía cayendo
al murió del ritmo
en este otoño
aluciné
después del fuego hondo
ante un pañuelo de pus
en este otoño
partí la sed
y casí como sombra.

Cuando lindo y ebrio
me paro sobre la vida
miro entera la situación
y un montón de tiza
la emoción
y un montón de risa
la inteligencia
no entiende que bruma
y luna es misterio
hundido en fuente
en ratos de noche
cuando aguas en la ducha
aguas negras llenas de estrellas
me lavan el alma
ebria y linda
que tampoco
sus curvas entiendo
ni el invisible
silencio de roca
de la vida entera.

esto solo ya
es amplia aurora
lo más azul es casi oscuro
tiembla la nube como
un pensamiento lleno de lágrimas
ya vengo a nacer arropado
con la desnudez de la luz
ando cayendo a mente
y acaricio la época
como cabello derramándose
en apariencia,
me limpio de signo
pero sucio de incendio
afuera adoré sin saber por qué
la luz ahogándose
en el olvido.
El mundo se ha hecho invisible
y lo veía venir.
Por eso he dejado esta nota
flotando en el aire.
Y no se asusten,
que fue mi intención
quedar en péndulo
cuando me ahorqué
con una soga
atada desde la esfera
de una antigua estrella.

Anteriormente
estuvimos arropados
en un circuito
de mudos nudos.
Recuérdalo, antes del color,
antes del primer sonido
que entró como daga
por el oído.
Anteriormente
éramos desconocidos espacios,
abiertos y durmiendo
tan llenos de vacíos.
Recuérdalo, antes de que la piel
rozara con la historia, antes
de que la noche se congeló
en alegoría infinita, antes.
Anteriormente
había desnudez,
un mundo entregado y agotado
en cada instante, luz pura lividez.
Recuérdalo, antes de estructura,
la marea
mareándonos con intraducible
movimiento, ausencia corpórea.
Anteriormente
abordábamos eterno
esa esfera sin fronteras,
el interno invadía el externo.
Recuérdalo, antes de la soledad,
cuando no había fondo, ni jamás,
ni objeto, ni muerte –
todo siendo lo mismo con todo lo demás.
dedicado a mi hermano Gustavo
Ya sabemos que somos tristes,
que somos locas lunas menguantes.
Ya sabemos de nuestra mortalidad,
que somos rayos de luz apagándose.
Ya sabemos que no hay salvación,
que somos enanos aplastados por el cielo.
Ya lo sabemos, es hora de andar.
Es hora de andar con nuestra tristeza
como con otro par de manos.
Es hora de ir desenrollando nuestra brevedad.
Aprender del humo que no medita su fugacidad,
sino que la expresa.
Es hora de andar como rebotes
en un laberinto donde todo es piel y viento.
Andemos, ya sabemos lo que va a pasar.
Es hora de arrancar las preguntas de las piedras
y tirarlas al río celeste. Es hora,
de estallar con canciones ante la cóncava noche.
Adelante, como dos hermanos que
juntos ríen en la oscuridad
antes de dormir.
ai se me derrite la tristeza
en mi boca
y tengo una luz tan amarga
que solo ni los ojos
la pueden tragar,
sanar y olvidar.
Ai quiero devolver este montón de mundo
regresarlo con este puñado de palabras
que nunca encuentran la verdad
regresar el mundo como un libro
que nunca podré terminar
como un vientre
que nunca podré fecundar
ai se me deshace la última hora
en mi boca
la última candela se va derritiendo
y su fuego jala la sombra
veo cosas negras unir sus fronteras
ai esta melancolía significa cuerpo
solitaria y labios rojos
para amarla y darle una
ropa de lágrimas
ai se me puebla la tristeza
en mi boca
como dando fruta inmensa
con semilla que tira raíz tan gélida
que llegaría al corazón
ai me pregunto qué será la muerte
para tranquilizar y esparcir
la sangre en una ruta
roja del viento
ai se me deshace la lengua
en mi boca olvidada
y abro dientes tantos
latidos que nunca pensaron
que el pensamiento nunca los
entendería .
cuando entré al bar
nadie notó que llevaba
la tristeza neón
en mis pupilas
me senté con el cuaderno
rojo de mi carne
y empecé a leer
en estrofas mis venas
no soy fumador
pero degustaba
la densa compañía del humo
los daneses son lagunas
sonoras bajo las lámparas
de luz amarilla como cualquier
otro país de bebedores
pero yo vine a quitarme
los pensamientos, uno por uno,
dejarlos flotar en la espuma
del vaso de cerveza
para serles honesto
les dije en voz baja
“yo ya no puedo
sentir mis pensamientos”
me son hojas secas
y casi muertas
que suelta la respiración
nadie me escuchó
y seguí tomando
el ámbar 5,6%
que hace cirugías milagrosas
en los rincones
del corazón humano
pero tuve que estar alerta
estos matones vienen
a tragar heridas de ron
y a afilar sus penes
contra el frasco de la noche
pero a mi juicio
esta amistad con la sombra
es todo lo que tenemos;
los fuertes, los ebrios,
los fútiles, los desesperados,
los valientes, los terribles,
los nosotros, todos.
¡qué feliz es la piel
cuando espera sus bizcochos
de amor y sudor!
los hambrientos sexos
de sus bocas sale un
silencio que llega a la
luna como
un cohete gritado
a mi juicio esto no puede
ser condenado, la canción
que es ruido del bar
es un himno humano,
mortal ¡pero himno vivo!
vengo al bar, solo, a leer
a Li Po y dejar
la civilización en su
nido afuera
vengo solo al bar
para chocar con la
solitaria euforia
vengo al bar
a ser testigo
que todo es sueño
que ser hombre,
mujer, vaso, humo
polvo, da igual
sonrío
cuando vuelvo a ver
a la luz de la lámpara
y me dio cuenta
que la muerte
es simplemente
una oscuridad a la par de la vida.
Ya no visitaré a la luz
con débil cascara de astro
su sucia esencia de curva
es inacabable el modo de andar
y son ancianas fosas de oscuro
cada puñado de vivir se siembra
como agua en las noches enteras
ya no más
lucero que es punta arrastrada
son frescos los troncos de negro
y mi mirada los junta en cruz
quítenme el ritmo de vela
y déjenme la congoja vieja
como un pliegue de eternidad
ya no más
dura energía voluta
que son crudos garabatos
los de la sombra
y el arte abstracto de morir
no lleva rayos claros
en las arrugas de mi piel.
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