Si fuera posible besar por una era
una década, el cuarto de hora
perderse en la locura del olvido,
en la reencarnación del presente,
si nuestra mano alcanzara el centro
donde todo esta quieto, y el resto
gira sobre su eje, ahí hundidos
lejos de la aniquilación del tiempo.
Si un beso
como sol total
nos rescatara de esta confusión
los labios tibios de la convicción
el amor húmedo de la trascendencia
el gemido eufórico de una revolución
El beso que lo cambió todo.
Los ojos vendados con párpados
un oscuro silencio apasionado
y secos, labios malentendidos
se parten para el contacto físico
con la nada
con lo que no vive ni muere
con el vacío que nos sostiene.