Quiero quitarle al mundo su capacidad de piedra.
Amarrarle las alas y fugarme con la luz tibia
de un detalle. Siempre encontré este terreno
bastante invisible. Gris y buscando un frío
de fresca tristeza. Sintiéndome como una vela
apagada en una nocturna nada. Estos dientes
saben morder la idea. Con furia pero lenta
la misma desnuda invisibilidad del concepto.
Es ahora cuando quiero quitarle al mundo
su temblor de océano. Amarrar el fondo
del colibrí al barco que lleva mi edad. Ahí
está todo tan espejo que no deja rastro
como una música durmiéndose. Es hoy cuando
le quito al mundo su esqueleto de astros
para por fin derretir su vacío sobre mis ojos.