Había comprendido
la calle que visité
todos los días por esta
edad de indiferencia
era un portal
y en decidida
rebelión
pincelaba yo
cada aspecto
de mi calle pisoteada
agregándole tonos
que la hacían verse
cada vez más como un mundo
donde los artistas de la locura
gobernaban los asfaltos y las perpendicularidades
era un portal
transportando todo pensamiento
a lo innombrable
y era esa calle donde transitaba
la pasión por el pigmento
de color de carne
que me hacía ver la extensión
de la ciudad y su continuación
hasta el infinito
como una gota diminuta
flotando quizá
entre los silencios
de los tiempos.
la calle que visité
todos los días por esta
edad de indiferencia
era un portal
y en decidida
rebelión
pincelaba yo
cada aspecto
de mi calle pisoteada
agregándole tonos
que la hacían verse
cada vez más como un mundo
donde los artistas de la locura
gobernaban los asfaltos y las perpendicularidades
era un portal
transportando todo pensamiento
a lo innombrable
y era esa calle donde transitaba
la pasión por el pigmento
de color de carne
que me hacía ver la extensión
de la ciudad y su continuación
hasta el infinito
como una gota diminuta
flotando quizá
entre los silencios
de los tiempos.
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