Algún poeta
describió su poesía
como reportajes
y alucinaciones
pero no son acaso
la misma cosa;
reportar la alucinación
de los eventos
hoy…
ahí podría terminar un poema.
en potencia, en instante, en quimera.
hoy
iba andando
en bicicleta por puente
sobre mar
era una furia de crestas
sangre azul bulléndose
nadie lo notó.
(si la gente notara las cosas
es probable que la poesía
sería superflua)
nadie se acostó
sobre su vientre
para estudiar la carnosidad
del agua, su pulso refractado
en trece mil escalofríos
nadie.
y uno sigue al fin de cuentas
tratando de ser más humano
que poeta, tratando de alcanzar
con cálculo y condición.
uno regresa a casa lleno
de eco y hormigueo.
a comer a leer la noticia seguir apiñando la ceniza de los actos
al final del día
uno puede decir
que todo consiste
en una transición
de luz pestañeo luz
uno puede decir
siempre existirá el mar
para verlo mañana
uno puede decir
la mar me espera
acostada como
una mascota
a la par
de mi sangre
uno puede decir
– como un poeta –
soñé formar un nuevo mar
pero hoy…
no especulo.
Me limito a reportar la alucinación
y decir,
hoy… vi el mar.