Una hoja
blanca
magnética
como un lago
agua que descansa
lejos
bien lejos
de las guerras nacidas
de diez dedos;
una suavidad
blanca
para pulir
el áspero rosto
de mi imperfección
leyendo
poemas sagrados
de sangre
textura de sanidad
que envuelve la locura
de cada noche;
un suspiro
blanco
para vivir
sin convicciones
ahí
aquí
allá
donde sea
que haya
cielo
abierto.