No dejaré
pasar la nube
sin morderle
su triste morete
desde un banco
se borrará
el hilo del equilibrio
y quedará la aurora
encogida entre las manos
como arruga de pan;
no esperaré
el recuerdo aletear en la luz
sino nuevo y deforme
brillo sobre la nueva
tarde y los niños
en el patio
agarrando el olvido
con sus deditos
desplumándolo
como si fuera algodón
nieve o espuma.