Permanezco en el capullo de abundante privacidad
las textura espumante del pensamiento
¡muévete cabrón!
en las delicias de un oscuro sentimiento dominical
envejece la piel a párpados del reloj
¡a la mierda!
con los húmedos relámpagos de aquella tristeza
vibra en humo la vecina nostalgia
¡me pisaste idiota!
tanto la música y el desorden enriquecen
las fructíferas venas de mi recorrido
¡detente, esta es mi parada!
coloquialmente colocando los adjetivos
sobre el manto del vaivén de rosarios
¡suelta mi billetera, ladrón!
porque el lustre de cada minuto
es sinónimo de la más pura poesía
¡aléjate comadreja!
así en el caótico zumbido metropolitano
trato cada cosa con su merecido nombre.
Me ha gustado esta mezcla soez y culta que envuelve una vida de ciudad o como muy bien dices conforma el caótico zumbido metropolitano.
Saludos
hola
hola papito te gustan los pibes