
Al fin llegó el día
todo se había logrado
trabajar, enlazar
proyectar y desesperanzar
eran cosas del pasado
llegó el día
que de alguna forma
había buscado toda mi vida
pero también
lo temía
era ese momento cuando
no había nada más que perseguir
todo lo que quería se había concretado
fue en ese entonces
cuando un silencio invadió
mis entrañas
como una neblina que cae entre edificios
sin avisarle a nadie
era un silencio y una calma
que me permitía permanecer acostado
el tiempo y las mareas perdieron relevancia
era como si la muerte se acercara lentamente
irrevocablemente
y no quería lamentar ni llorar
simplemente
esperar
acostado lo que fuese que llegara
aunque sea dulcemente la muerte
o el tejido de cien años más.
Gran trabajo. Me encantan tus palabras…
Gracias Cathey, por leer lo que muy pocos leen, difuntos subjetivismos de un anónimo poeta.