Anocheció
y fue nacimiento,
el rojo me rozó
con su ligero grueso,
palpitando las estrellas
corren como sangre
en el tiempo,
siempre
transitó el universo
por fuera de mi ventana,
cargado de novela
e ímpetu iridiscente,
noté que mis ojos
se me escaparon
como dos canicas
para caer en el fondo
del origen.