Cuanto abrí la ventana
todo era blanco
como un misterio
desdibujado
me creí apóstol
con la misión
de pregonar
el recuerdo
del gris
a garganta seca
toqué el tronco del ser
sin embargo
algo queda
todavía sentir
la roja púa
que rodea
mi alma
blanquinegra
y no llego ni a la esquina
al estrellar contra
cada minuto
me ducho
desnudo
deshaciendo el nudo
del pene
con un mundo
allá afuera
sin músculo
sin más viento
sin su costra
de color.