
Algún día los días ya no serán días.
Habrá cortinas que se eleven
como párpados,
la textura del tiempo
temblará como mar verde,
todo minuto sabrá a sal de una luna
bajo loca luz del recuerdo.
Las hojas crecerán como montañas
con sus sombras besando
el riachuelo del deseo.
Habrá grandes máquinas
que brillen a la distancia
como ojos de pájaros.
Las estrellas
como musgo colgando
de los cuernos de un animal dormido.
Las nubes serán las islas
talladas en la piel por los años.
Las madres liberarán palabras
como peces a un piélago de sentimiento.
Habrá un día, cuando los cuerpos
sean hilos de himnos enrollados
en un remolino de horizonte.