Te lo doy todo
desde la orilla del principio
te arrojo un ritmo de eones
este cuerpo y sus sílabas de carne
sus curvas de inexpresable giro
te doy la mitad del día
la mitad de la noche
te doy la sed
que traga el sol
te doy el sudor
que seca el mar
te doy la candela
que come lo oscuro
te doy el viento
que cruza como
un pensamiento ligero
te doy la piel
con la que se arropa el cielo
te lo doy todo
el deseo de la máquina
el orgasmo de la muerte
te doy lo que es dulce
detrás del horizonte
y los fragmentos desnudos
del sentimiento