He corrido amaneciendo
por mi voz
abriendo cordillera
cual hunde su letargo
en las crestas de mis latidos
he lastimado la luz ayer
cuando le consulté el por qué
de la oscuridad del porvenir
inmemorialmente tapé mi esqueleto
con el recuerdo de tantos
dioses escapados de las mareas
me meto sin ciencia
al ciego enredo de mi sangre
sin clave u obligación
tragué las copas de los árboles
que se mecían como gotas
de cielo
y le hice catedral al hueco
donde faltaba el alma
he amado atardeciendo
la claridad de mi locura
por mi boca
salió una isla hacia viento.