El desierto de hoy
caminar sin descansar
en un menester de árida
arena. Desolado,
sin la poesía de la pausa,
en trabajo de lazo y
hierro. Descanso
con los pies de las horas
sobre el almohadón del
olvido. Una ducha
de sueño cae sobre
mí, como una concatenación
de gotas ebrias de
frío y paisaje.
Esa recóndita
amapola,
viva en mi silencio
contemplando
en secreto
la rutina
y la
percepción.