Una anatomía del tacto
o que se desliza por su espalda
lo que no llega a sus nervios
desconoce
los ensueños que se desenvuelven
ajenos a la percepción.
Cuando volví a ver atrás
– para saber que sucedía –
ya todo había pasado
y mi gozo no pudo ser mayor:
el mundo vivía sin mi
era libre y nadie ni nada
sabía mi nombre.