Cuando me detengo
y me fijo atrás,
veo mi pasado
como un reino desbaratado,
soy un rey en exilio,
trepando sobre el muro
de un minuto más,
escapando el motín de años
para llegar a esa mañana
donde el cuerpo se hace
melodía de piel sin sensación;
cruzo una frontera más
para que colinde el viento
con mi pensamiento
y vuelen juntos perdiéndose
en alguna distancia
que ninguna sombra alcanza.