Afuera
en mi propio
jardín
debe haber
una planta
que nunca he
visto.
Un arbusto
rubio con nervios
en fría dimensión
que suelta sus hojas
como un viejo labio
que canta el mal.
Pero no lo he visto.
He visto ángulos de amargo
sueño y tangibles suspiros.
Porque siempre
termino
enfocado
en el hoyo
del yo.
Afuera debe
haber una
danza de hojas
azules que
nunca he visto.
Alguna rodilla
de árbol
que se hinca
en la inmensa
jaula del misterio.