Mis labios se han quedado quietos
inermes criaturas
petrificados por el frío de la monotonía
conocían antes los ritmos del asombro
pronunciaban versos sobre el misterio
besaban con anhelo lo desconocido
pero hoy,
sobrios y aburridos
discípulos de la piedra
contentos de olvidar la pasión de un ineludible verso
duermen uno sobre el otro
en fotográfica posición
son reliquias – gusanos muertos
héroes olvidados
incapaces de retomar su profecía:
anunciar la omnipresencia del misterio