He leído a los poetas.
Y desde entonces
nada ha sido fácil.
De pronto
la madrugada
ha chorreado capullos
y revientan las nubes
contra la nave de mi corazón.
Nada es fácil
ahora los labios son
inmensas lluvias sobre
el desierto del suspiro;
más adentro la garganta
atrapa la canción en su prisión.
Nada será lo mismo
desde que cené
de un mordisco
la pasión.
He leído a los poetas.
Y ahora con violentos
brillos voy raspando la voz.
Miro a la mujer que deja caer
su pelo como un siglo pesado
y me acuesto en su sombra
para estudiar sus bahías y
sus pezones.
Nada será lo mismo
porque la música es
un país cuya religión
es un rito de alucinación.
Ahora en cada latido
salpica un otoño.
He leído a los poetas.
Y desde entonces
nada ha sido fácil.
Hermoso!